dimecres, 10 d’octubre del 2012

Un referéndum para Cataluña





Si desea la independencia una minoría territorializada no se pueden oponer obstáculos formales. Pero hay que averiguar la existencia, amplitud y solidez de esta supuesta voluntad popular

Francisco Rubio Llorente 8 OCT 2012 - 00:02 CET

Es difícil no compartir la opinión del Gobierno sobre la inoportunidad del momento elegido por el presidente de la Generalidad, más guiado por la rauxa que por el senyi,si no se quiere hacerle el agravio de pensar, como algunos, que lo ha movido el deseo de que en el ánimo de los votantes pesen más los sentimientos identitarios heridos que el descontento con las consecuencias sociales de la austeridad presupuestaria o el juicio sobre los errores de la política económica y fiscal etc.


Pero ni la inoportunidad de la iniciativa, ni la mayor o menor torpeza de las razones que la mueven, permiten al Gobierno ignorarla, ni lo dispensan de tomar a su vez las medidas necesarias para encauzarla pacíficamente, y hasta ahora no ha hecho gesto alguno en ese sentido. El sosiego de la primera respuesta de su presidente ha ido debilitándose, y aunque no se ha caído todavía en la tentación de esgrimir la amenaza del artículo 155 de la Constitución, a la que tanta afición tienen algunos miembros de su Partido, dentro o fuera del Gobierno, se ha recordado enfáticamente que este tiene la posibilidad de recurrir al Tribunal Constitucional para impedir la celebración de un referéndum convocado por la Generalidad.


Este recordatorio tampoco ha sido oportuno. El único efecto evidente de recordar lo jurídicamente obvio es el muy perjudicial de dañar la imagen del Tribunal, ya bastante dañada por el uso que de él se ha hecho en estos últimos años. Pero además, y esto es lo peor, transmite la errónea idea de que, si no logra disuadirle para que la abandone, lo único que el Gobierno tiene que hacer en relación con la iniciativa del presidente Mas es impedir que la ponga en práctica.


No es así. Si la iniciativa se mantiene, es deber del Gobierno contribuir a la búsqueda de vías que permitan llevarla a cabo de la manera menos traumática para todos; sin violar la Constitución, pero sin negar tampoco la posibilidad de reformarla si es necesario hacerlo. Si esa necesidad se presenta no será sin embargo sino dentro de algunos años, y solo en la medida exigida por el acuerdo que se alcance sobre el modo de satisfacer las aspiraciones catalanas. Lo urgente, lo inaplazable, es verificar la solidez y el contenido de esas aspiraciones y para esto no hay otro camino que el del referéndum.


Si el nuevo Parlamento respalda la consulta debe presentar una proposición de ley orgánica


Muchos piensan, o pensamos, que este debería hacerse aunque la Generalitat no lo hubiera pedido. Hace algunos meses en EL PAÍS y pocos días en La Vanguardia, dos intelectuales distinguidos y nada sospechosos de simpatías nacionalistas, Ruiz Soroa y Francesc de Carreras, han reclamado la convocatoria de un referéndum, en el País Vasco el uno y en Cataluña el otro, para verificar si la voluntad de independencia existe, desarmar a los nacionalistas si esa voluntad no tiene la amplitud y solidez que ellos le atribuyen y sobre todo para abrir un debate que, antes de decidir, ilustre a los ciudadanos sobre el significado real de la independencia, sus ventajas y sus inconvenientes. Pero si lo ha pedido —es inexcusable hacerlo, por dolorosa que sea para muchos españoles (entre los que desde luego me cuento)— la idea de una España sin Cataluña.


Si una minoría territorializada, es decir, no dispersa por todo el territorio del Estado, como sucede en algunos países del Este de Europa, sino concentrada en una parte definida, delimitada administrativamente y con las dimensiones y recursos necesarios para constituirse en Estado, desea la independencia, el principio democrático impide oponer a esta voluntad obstáculos formales que pueden ser eliminados. Si la Constitución lo impide habrá que reformarla, pero antes de llegar a ese extremo, hay que averiguar la existencia, y solidez de esa supuesta voluntad. Una doctrina que hoy pocos niegan y cuya expresión más conocida puede encontrarse en el famoso dictamen que la Corte Suprema de Canadá emitió en 1999 sobre la legitimidad de la celebración de un referéndum en Quebec (que, dicho sea de paso, los independentistas perdieron por poco más de 50.000 votos).


La Generalidad de Cataluña no puede convocar un referéndum, pero nada le impide pedirlo e incluso colaborar en su convocatoria.


Una decisión de esta naturaleza requiere una mayoría muy cualificada, no una mayoría simple


De acuerdo con la Constitución, esta ha de ser hecha por el Rey, a propuesta del presidente del Gobierno, previa autorización de las Cortes, que en el presente caso ha de ir enmarcada en un conjunto de normas que den respuesta a las muchas cuestiones que no la tienen en la Ley Orgánica sobre modalidades del referéndum, que no contempla una modalidad de esta naturaleza. Hay que precisar, entre otras cosas, cuál es la mayoría indispensable para considerar aprobada la propuesta, quiénes pueden votar, cuál será la circunscripción (única o provincial) en que se hará el escrutinio, cuál el contenido de la pregunta que se formula y cuál el procedimiento a seguir en caso de que sea aprobada. Como ya dijo la Corte Suprema de Canadá en la sentencia que antes cité, una decisión de esta naturaleza requiere algo más que una mayoría simple; ha de ser una mayoría muy cualificada, aunque no tal vez hasta el punto de considerarla indestructible, como al parecer el propio presidente de la Generalitat ha dicho recientemente. Y la pregunta ha de ser clara e inequívoca, lo que a mi juicio no implica necesariamente que haya de ser única; en alguno de los proyectos preparados para el referéndum sobre la independencia que el Partido Nacionalista Escocés se propone convocar en 2014 se hacen hasta cuatro preguntas distintas, pero a mi juicio en nuestro caso sería preferible hacer una pregunta que permitiese sin embargo llegar a soluciones distintas al término del procedimiento largo y complejo que en todo caso habrá de abrirse para satisfacer la voluntad de los votantes, que también podría inspirarse en el que el Tratado de Lisboa para la separación de la Unión. Un texto no muy lejano al que figura en la Resolución aprobada por el Parlamento de Cataluña a propuesta de CiU.


No es mi propósito, sin embargo, adelantar ahora ideas sobre estas cuestiones, sino subrayar la conveniencia de que sea precisamente el Parlamento de Cataluña el que propone la respuesta que se le ha de dar, utilizando para ello la facultad de iniciativa legislativa que la Constitución le concede. La autorización para convocar el referéndum requiere, por las razones que antes he dicho, una ley orgánica y en nuestra actual situación política no parece posible que esta nazca de un proyecto del Gobierno e improbable que venga de una proposición de ley. Pero no solo por esta razón, o por la necesidad de patentizar que quienes desean la independencia de Cataluña (o alternativamente, una modificación sustancial del marco de relaciones con el resto del Estado) quieren llegar a ella aprovechando todas las vías que la Constitución ofrece y sobre todo, para participar así en la convocatoria de un referéndum que constitucionalmente las instituciones catalanas no pueden hacer, es indispensable a mi juicio que, si dado el resultado de las elecciones, el nuevo Parlamento de Cataluña respalda las resoluciones que el que ahora se disuelve acaba de aprobar, lo haga a través de un proposición de ley orgánica de autorización de este referéndum.


Antes de enzarzarnos en la discusión sobre las ventajas e inconvenientes de las distintas metas, hay que reflexionar sobre el modo de comenzar el camino.


Francisco Rubio Llorente es catedrático jubilado de la Universidad Complutense y director del Departamento de Estudios Europeos del Instituto Universitario Ortega y Gasset.


dijous, 4 d’octubre del 2012

UNA ESQUERRA CATALANA FORTA I MAJORITÀRIA PER UNA CATALUNYA CONSTITUENT



EL POBLE DE CATALUNYA HA PASSAT AL DAVANT

El poble de Catalunya ha passat al davant. Catalunya ha fet el tomb. Els esdeveniments dels últims deu anys i, en particular, dels dos anys darrers, han accelerat un procés de presa de consciència que ve de molt lluny, directament connectat amb la nostra història col•lectiva, i que ha adquirit una dimensió social activa i majoritària, diversa i inclusiva, profunda i irreversible. La incomprensió, el maltractament reiterat i el rebuig final que han obtingut les propostes presentades pels successius Governs i pel Parlament, han fet que Catalunya transités, de la frustració i la indignació, a la clara i incontestable afirmació de la seva sobirania nacional.

El 10 de juny del 2010, la societat catalana, amb les seves institucions al capdavant i amb la participació de la gran majoria de les seves forces polítiques, s'expressava de forma unitària i potent contra la sentència d'un Tribunal Constitucional partidista, que completava la tasca d'enderroc de la darrera proposta d'entesa formulada des de Catalunya. L'Estatut aprovat pel Parlament de Catalunya el 30 de Setembre del 2005 ja havia sigut rebaixat i limitat en la seva voluntat de salt qualitatiu, tant pel que fa a l'autogovern com al desenvolupament del potencial federal i plurinacional de la Constitució pactada l'any 1978. Aquella sentència era un "no" a la voluntat d'encaix de la nació catalana en un Estat espanyol que reconegués i fes seu el caràcter plurinacional, pluricultutal i plurilingüístic de la realitat que inclou. S’hi afegiria, encara, la posterior evidència, particularment en l'àmbit del finançament, que l'Estat espanyol ni tant sols respectava allò que havia restat vigent d'aquella proposta malmesa. Això ha reblat el clau i ha decantat definitivament les coses.

Però el més rellevant és que ha estat la pròpia societat catalana, molt més que el conjunt de les seves institucions i forces polítiques, la que ha dit prou, defugint la temptació de refugiar-se en la resignació o en el greuge i la lamentació. Ben al contrari, s’ha posat en marxa, de cap a cap de Catalunya i en la pluralitat del seu ventall social, fins a aixecar una immensa onada d'exigència nacional. La gent, l’Onze de Setembre d’enguany, aquest cop sense convocatòria unitària ni institucional, ha ocupat el centre de Barcelona i ha desfilat fins al simbòlic Parc de la Ciutadella, avui seu del Parlament.

DEL SENTIMENT I LA VOLUNTAT, AL PROJECTE SOLVENT

L'autogovern com a concepte constitucional, qüestionat i superat per l'acció contrària dels poders de l'Estat espanyol, ha esdevingut desig col•lectiu de sobirania i voluntat d'"Estat propi". Desqualificat l'"Estat compartit" de caràcter plurinacional, que Catalunya havia cregut veure en la Constitució, aquesta nova perspectiva apareix, a ulls de molts, com l'única que li queda a Catalunya per fer-se amb els ressorts que li calen per construir i dirigir el seu destí col•lectiu. La manifestació-concetració de l'Onze de Setembre d’enguany és l'eclosió clamorosa d'aquesta voluntat. Urgeix, ara, que tothom assumeixi plenament les seves responsabilitats, de manera que Catalunya pugui comptar amb tot allò que li cal per concretar, dirigir i gestionar la seva voluntat. Per convertir-la en projecte polític democràtic i viable. Per donar-li perspectiva i dotar-la d'un full de ruta seriós. No val a gronxar-se sobre l'onada popular ni a instrumentalitzar-la des d’uns o altres interessos de partit. No val tampoc a ignorar les dificultats i els perills que tenim per davant, perquè només podrem superar-los si els abordem i els sabem afrontar degudament. Cal que Catalunya actuï, des d’ara mateix, amb el rigor que ho faria si disposés d’institucions d’Estat, amb la màxima seriositat i eficiència en tots els àmbits de la seva existència.
En aquesta direcció, és essencial la unitat d’acció de les forces polítiques catalanes que hi estiguin disposades, amb una posició compartida que expressi la voluntat de la nació. La força de Catalunya, en els moments decisius, ha estat sempre la seva unitat, la seva capacitat de sumar. Res no pesa tant a l'hora de la veritat. I ens farà tota la falta en el camí que encetem, en el nostre diàleg inexcusable amb Espanya i amb Europa.
Només així, d’altra banda, el projecte que hem de formular i fer viable serà de tota la ciutadania i estarà a l’altura dels veritables interessos nacionals de Catalunya. Avui, només un ampli consens ofereix la força i la garantia necessàries en el procés constituent de tot subjecte nacional. També en el cas de la “Catalunya-Estat”.

SORTIR DE LA GREU CRISI ECONÒMICA I SOCIAL QUE PATIM

Aquest procés d'afirmació nacional s'inscriu en un context de gravíssima crisi econòmica i social, que n'ha estat també un dels detonants. Una crisi en la qual amplíssims sectors del poble de Catalunya, sobretot els més febles, es veuen tenallats per l’angoixa i arrossegats cap a escenaris de pobresa. En aquest marc, l'injust dèficit fiscal que Catalunya ha vingut patint apareix com una de les causes dels perjudicis econòmics i socials que recauen sobre els seus ciutadans i ciutadanes. No es tracta de negar la solidaritat: tothom entén que la solidaritat és irrenunciable i que els territoris més avançats han de ser contribuents nets en favor del desenvolupament dels territoris més desafavorits. Però tothom sap també que això, com succeeix a tota Europa, no pot d’arrossegar cap avall els territoris solidaris ni pot fer caure la seva població cap a cotes socials inferiors a les que gaudeixen els territoris ajudats.
A aquest causa, per descomptat, s’hi sumen les polítiques d'austeritat doctrinària-inductores de més recessió i més atur- i de privatització dels serveis públics, que posen en perill algunes fites irrenunciables de l'Estat del Benestar. El dèficit fiscal no ha de ser la cortina de fum que amagui aquesta greu responsabilitat del nostre Govern. No es fa Catalunya destruint la seva cohesió social. Aquesta és, de fet, condició imprescindible de la seva cohesió nacional. Per això, es fa inexcusable plantar cara a les polítiques dictades per l'ortodòxia liberal-conservadora, d'efectes devastadors, i emprendre nous camins en favor de l'economia productiva, del creixement sensat, de l'ocupació i, no pas en darrer lloc, de les reformes destinades a garantir la sostenibilitat i la qualitat dels serveis públics bàsics. Unes reformes que han de fer-se amb el bisturí i no pas amb la destral, perquè han de perseguir el manteniment i l'ampliació de l'Estat del Benestar i no la seva liquidació en favor del negoci privat.

CAL, AMB URGÈNCIA, UNA ESQUERRA CATALANA FORTA, CAPAÇ D’ESDEVENIR MAJORITÀRIA

Per això, és vital que Catalunya disposi d'un mapa polític complet, articulat en grans opcions ideològiques, polítiques i socials. En aquest mapa, avui, hi ha una notabilíssima absència: la d'una esquerra catalana prou forta, amb capacitat de govern, a l'altura dels anhels sobirans de Catalunya i a l'altura del greu repte econòmic i social que tenim plantejat. Sí, a l’altura de tots dos, perquè la causa nacional i la causa social són, per a l’esquerra, una mateixa causa. No hi ha l’una sense l’altra. La nació és la gent i, sense cohesió social, la nació es desfà. De la mateixa manera, el progrés humà només es pot assolir des de la majoria democràtica del poble i no hi ha majoria progressista possible que no comporti alhora un veritable projecte nacional. Catalunya necessita com mai una esquerra nacional, identificada amb els interesaos de Catalunya, sense hipoteques en la seva actuació i en la seva representació, capaç de constituir-se en alternativa al nacionalisme conservador de la dreta. Una Esquerra capaç d'impulsar un projecte de futur que faci seves les necessitats i esperances de la gran majoria del poble, en la seva diversitat social, cultural i lingüística, que esdevingui un poderós factor de cohesió social i nacional, que generi identitat compartida de futur. L'existència d'una esquerra catalana prou forta, d’altra banda, ha de ser un factor decisiu per una acció unitària de Catalunya, del tot imprescindible en les interlocucions que Catalunya ha d’emprendre per a la seva ubicació entre els pobles d’Europa i del món. Sense una esquerra catalana potent, només hi haurà subordinació dins d'un espai únic i un pensament únic de centre-dreta, segurament contrapuntat -en una aliança de fons contra l'esquerra- per una dreta espanyolista polaritzada en sentit invers i interessada en trencar la unitat civil del nostre poble. No és l'esquema que li convé a Catalunya en l'actual avinentesa: l'afebliria greument. És un perill que podria frustrar el camí emprès o bé resultar un llast insuperable que s’enduria la "Catalunya- Estat" molt lluny del somni de la immensa majoria dels catalans i catalanes d'avui.

Ens proposem, doncs, participar activament en el desvetllament i l'articulació d’un ampli espai polític d’esquerra, que pugui exercir d'opció alternativa viable i esdevenir l’expressió del catalanisme progressista d’avui:

! Un espai ample i plural, que necessita comptar amb un socialisme català posat al dia, coherent amb les seves arrels, a l’altura dels reptes que Catalunya té avui plantejats.

! Un espai que va més enllà del socialisme català i que ha de contemplar la pluralitat de l’esquerra catalana d’avui.

! Un espai que té fortes arrels a Catalunya, on ja va ser decisiu en el moment constituent de l'any 1931, amb la instauració de la Generalitat republicana, i en el moment constituent de l'any 1977, quan va guanyar les primeres eleccions democràtiques i va exigir amb intransigència el retorn de la Generalitat exiliada, assolint el decantament favorable del nacionalisme conservador i l'acceptació forçada del govern espanyol.

! Un espai que va encarnar la regeneració i la transformació de les postres ciutats i viles a partir de la transició democràtica i, particularment, al voltant de les transformacions i l’esclat del 1992, on Catalunya va descobrir i va fer seva una altra idea de si mateixa, oberta, audaç, avançada, erigida en referència internacional.

! Un espai que va constituir els dos governs d’Entesa que, juntament amb l’impuls de les polítiques socials, van emprendre la reforma estatutària que el nacionalisme conservador havia deixat de banda.

! Un espai que comparteix plenament la millor tradició de la socialdemocràcia europea i de les esquerres democràtiques internacionals.

! Un espai plenament compromès amb l'altíssima exigència ciutadana de regeneració política i democràtica: de sanejament i d’exigència moral, d'innovació en els mètodes de l’acció política, de devolució de competències dels partits a la societat, d’impuls de la iniciativa social i de la participació activa de la ciutadania en la cosa pública.


EIXOS BÀSICS

L’esquerra catalana que avui es fa imprescindible i que volem bastir hauria d’inspirar-s en els següents eixos bàsics:

I. PER UNA ÀMPLIA MAJORIA A FAVOR DEL DRET A DECIDIR

L'evolució plurinacional de l'Estat espanyol, que semblava contemplada en el pacte constituent de 1978, ha quedat desmentida. Trenta-cinc anys després de la seva aprovació, la Constitució espanyola s’ha desenvolupat al marge de les aspiracions nacionals de Catalunya, és a dir, en sentit invers a les potencialitats que van justificar el seu suport. Allò que era un primer pas i un camí en la recuperació del nostres drets i aspiracions nacionals s'ha transformat en un sostre baix i en la coartada jurídica per al rebuig sistemàtic de les ofertes formulades des de Catalunya.

És així com la pulsió independentista ha passat de ser un sentiment reactiu a ser una voluntat positiva, conscient, plural i integradora; de ser una proposta minoritària a ser un factor transversal, compartit per amplis sectors de la població. Cal, ara, que aquesta creixent voluntat de sobirania esdevingui un projecte polític seriós, realista, amb recorregut, sense oportunismes ni improvisacions irresponsables, amb tot el càlcul que el cas demana. I, amb aquesta finalitat, fa més falta que mai la presència activa d’una esquerra catalana potent, perquè Catalunya només disposarà de la força que li cal si pot comptar amb la unitat dels seus partits i forces nacionals que es reclamen del catalanisme. Perquè la Catalunya-Estat no pot fer-se a la mida única de la ideologia liberal de centre-dreta, sinó que ha de bastir-se des de la pluralitat.

Ara, tenim l'obligació d'escoltar i servir el clam d'una ciutadania que ha parlat alt i clar. És l’hora, doncs, de crear els escenaris perquè el poble de Catalunya pugui exercir democràticament el seu dret a decidir. I aquest pas ha de fer-se amb tota la força disponible, des de la unitat, des d'una acció concertada i ferma de tot el catalanisme en la seva pluralitat. La recent i àmplia coincidència parlamentària en favor del dret a decidir és un primer pas important en aquesta direcció.

II. UN POSSIBLE PACTE DE SOBIRANIES

1. És a l'Estat espanyol a qui correspon ara moure peça. L'episodi del Pacte Fiscal, mort abans de néixer, ens mostra, un cop més, la dificultat de qualsevol aproximació parcial o de "millora" de la situació a partir de propostes catalanes. S'ha invertit la càrrega de la prova i, en endavant, ja no valen pedaços ni som nosaltres els que hem de prendre la iniciativa, sinó les institucions i partits espanyols, si és que ens volen convèncer que hi ha un altre model possible. No cal dir que, si això finalment es produís, caldria posar-hi els cinc sentits, a partir de les condicions que ens dicta l’experiència. Catalunya sempre ha volgut el diàleg i al pacte. És l’Estat espanyol el que, fins ara, ha tancat la porta. Entretant, però, cal no tornar a sucumbir a l'hàbit d'acontentar-se amb el clàssic “peix al cove”. El nostre balanç diu que cada acord parcial tendeix a ser, per a l'Estat espanyol, no gaire més que una treva destinada a retornar poc a poc al punt de partida. Per això, afirmem que no ha de considerar-se cap proposta que no sigui global, que no contempli tots els aspectes de l'encaix nacional de Catalunya.

2. Arribats on som i a partir de la llarga experiència adquirida, sabem molt bé quines són les necessitats i potencialitats de Catalunya que un nou pacte amb l’Estat espanyol hauria de satisfer. En aquest sentit, formulem la nostra proposta: un nou pacte amb l’Estat espanyol hauria de reunir, de manera inexcusable, les següents condicions:

- Hauria de tractar-se d'un pacte d'Estat que inclogués un pacte explícit i bilateral amb Catalunya.

- Hauria de reconèixer Catalunya com a nació i com a subjecte de sobirania pròpia.

- Hauria de reconèixer el dret d’autodeterminació de Catalunya, que podria ser exercit mitjançant referèndum convocat pel Parlament de Catalunya.

- Hauria de contemplar un esquema competencial inequívoc, en el qual Catalunya hauria de disposar de capacitat decisòria plena en les polítiques bàsiques: educació i salut, cultura i llengua, serveis socials, indústria i ocupació, justícia, immigració, agricultura, representació exterior, esports i presència catalana normalitzada a les competicions internacionals. Mentre que serien objecte de decisió compartida el sistema de pensions i seguretat social, la defensa, les relacions de l'Estat espanyol amb les institucions europees, amb les institucions internacionals i amb tercers països, els aspectes comuns de la política immigratòria.

- Hauria de comportar la presència directa de Catalunya a les instàncies federals europees.

- Hauria de contemplar una Agència Tributària Catalana per la qual passés tota la recaptació. Amb criteris fiscals compartits d'àmbit espanyol i europeu. I amb la seva participació en uns mecanismes de solidaritat justos.

- Hauria d'establir els mecanismes concrets de corresponsabilitat de la “Catalunya-Estat” a l'Estat comú espanyol o ibèric.

3. En qualsevol cas, cal que pensem en termes de "Constitució catalana" i en l’articulació completa del nou subjecte polític que vol ser Catalunya, dotat de sobirania pròpia i amb presència i corresponsabilitat en els altres àmbits de sobirania en els quals participi. Des d’aquest pacte de sobiranies, ha de procedir-se, si cal, a aprovar una nova Constitució espanyola que el contempli i que permeti recuperar l’esperit que era implícit en el pacte constitucional de 1978, avui clarament qüestionat i que consistia en un doble compromís: de la democràcia espanyola, amb el reconeixement nacional i l’autogovern de Catalunya; i, de la Catalunya-nació, amb la democràcia espanyola.

III. UNA ALTERNATIVA A LA CRISI: EN FAVOR DE L'ACTIVACIÓ ECONÒMICA, DE L'OCUPACIÓ I DE L'ESTAT DEL BENESTAR

4. Resulta insostenible la deriva destructora del teixit social i productiu de Catalunya que s’ha esdevingut amb l’actual Govern. Cal impulsar urgentment polítiques alternatives de sortida de la crisi, superadores de l'actual cercle viciós, que apuntin cap a un model diferent de desenvolupament, sostenible i regulat democràticament. Cal transitar, del dogma de l'austeritat, a la recuperació del camí del creixement i la creació d'ocupació. Amb aquesta finalitat, calen polítiques d'estímul fiscal i d'inversió pública.

Es tracta de polítiques que només són possibles en un entorn de confiança i de corresponsabilitat amb tots els agents productius. I també amb els sectors financers, degudament sanejats i regulats, responsables encara avui de l'estancament de la inversió privada i de la sequera quasi absoluta en el flux de finançament ordinari de les empreses.

5. És ben cert que aquesta línia d'actuació es veu avui condicionada per decisions d'àmbit europeu i espanyol, però no ho és menys que el govern català actual, per acció i per omissió, hi afegeix actuacions que produeixen més atur, més desprotecció social i un greu retrocés en els serveis bàsics d'educació i de salut. A Catalunya, hi ha recursos, energies i possibilitats no aprofitats ni reconeguts. I també la possibilitat d’incrementar la pressió fiscal sobre els més poderosos i no tan sols sobre els més febles com fa l’actual Govern.

6. En lloc de refugiar-nos en les obligades mesures de contenció del dèficit, cal negociar-les bé i després respectar-les, tot acompanyant-les d'una tasca molt més adaptada a cada sector, a cada territori, aprofitant-ne totes les capacitat cooperativa i sinèrgies de conjunt que avui resten desaprofitades i aletargades. Amb una acció adient, en aquests àmbits locals i sectorials, és possible desvetllar-hi recursos avui ociosos.

7. La política industrial, tan desacreditada des de les posicions conservadores, ha de ser posada en el primer pla. Sectors com la indústria agro-alimentària, les biotecnologies o la química-farmacèutica avançada, esperen suport tant per al seu creixement productiu com per enfortir i ampliar la penetració a nous mercats o la productivitat de les seves inversions. Els sectors clau han de ser clarament identificats i reforçats.

8. Tant com les polítiques que produeixen efectes immediats, cal un acció decidida per fixar i posar en marxa les reformes estructurals pendents des de fa massa anys per tal de bastir un sistema productiu que no tingui els peus de fang. Es tracta, entre altres, de les següents:

- L'educació, la reforma de la qual va iniciar el Govern anterior, que és un element central de tota aposta de futur, perquè el futur demana una ciutadania prou culta i responsable, prou competent en el seu camp, en sintonia amb una societat canviant, que exigeix noves i permanent modulacions.

- El conjunt del sector públic, de l'administració, que ha de revisar la seva concepció organitzativa i funcional, així com la qualitat de la seva relació amb la ciutadania i amb el món empresarial, amb la finalitat d’assolir unes majors cotes d’eficiència. Els serveis que constitueixen l’Estat del Benestar, particularment la sanitat (al costat de l’educació ja esmentada), han de ser objecte d’un ambiciós esforç racionalitzador, amb la finalitat de fer-los més eficients i de garantir-ne la sostenibilitat.

- La Formació Professional, amb la connexió entre formació i treball, destinada a superar l'actual manca d'adaptació a les nostres necessitats ocupacionals i productives. No es pot acceptar, particularment en aquest camp, la ineficiència social i la pèrdua de capital humà que comporta, essent aquest l’única riquesa natural del nostre país.

- La recerca i la innovació com a inversió determinant de futur, en el marc de l’economia del coneixement. Amb més raó, en un país com el nostre que excel•leix en equips d’investigadors-punta, situats en posicions d’avançada internacional.

- La creació artística i la producció cultural, en procés de consolidació entre nosaltres i que adquireixen també una centralitat creixent en el marc de l’economia del coneixement. Avui, en greu perill per l’estocada que comporta la manca d’”excepció cultural” en la regressió pressupostària i en l’increment de l’IVA.

- El mapa institucional català, que demana a crits una simplificació territorial, destinada a acabar amb l’actual i absurda superposició d’administracions i a establir una divisió regional d’acord amb les necessitats actuals, a partir de criteris tècnics competents, que deixi enrere definitivament els atrinxeraments partidaris interessats que condemnen el mapa institucional a l’immobilisme i l’obsolescència.

- La col•laboració públic-privat, font de possibilitats inèdites si s’estableix sobre la base, no del clientelisme i de les relacions opaques que generen corrupció, sinó del projecte públic com a garant de l’interès general i de la qualitat.

- La justícia, susceptible de grans canvis positius si no estés encotillada per les lleis orgàniques espanyoles.

- Els sectors que deriven en oligopolis i que representen un llast costosíssim per a les empreses i la ciutadania.

9. Cal fer créixer conceptes com equitat i corresponsabilitat social, introduir eixos de política econòmica que incorporin els factors ecològics, de sostenibilitat i d'energies renovables. Cal impulsar polítiques fiscals adreçades a influir positivament en hàbits i capteniments de consum, estretament relacionats amb la salut pública o la cura del medi ambient.

IV. PER LA REGENERACIÓ DE LA POLÍTICA I LA REFORMA DE LA DEMOCRÀCIA

10. La regeneració de la política i la reforma de la democràcia fa temps que han esdevingut un clamor. En va ser el detonant el moviment del "indignats", que va saber denunciar les múltiples esclerosis que pateix la nostra vida democràtica. Cal replantejar-se el funcionament del sistema democràtic, del conjunt d'institucions, partits, sindicats i entitats diverses, sostinguts en bona mesura amb recursos públics.

Avui, es troben greument desgastats pels casos de corrupció que han tingut lloc i per un funcionament sovint endogàmic i allunyat de la comprensió, del seguiment i de la participació de la ciutadania.

11. En el procés que Catalunya obra, cal que aquest en sigui un aspecte cabdal i que doni lloc a un debat ciutadà sobre les iniciatives reformadores a emprendre, entre les quals, sens dubte:

- La promulgació, després de trenta-dos anys, d'una llei electoral catalana pròpia, avui encara pendent perquè així ha convingut als interessos partidaris del centre-dreta.

- La reformulació del paper dels partits polítics, amb la devolució a la societat d’algunes de les funcions que fins ara han tingut reservades, a Catalunya i a Espanya, particularment les relatives al monopoli en la selecció dels candidats i en la dependència dels electes.

- L’establiment d’una vinculació i d’una relació permanent entre els electors i els seus representants democràtics, no tan sols en els períodes electorals, sinó durant tota la durada del seu mandat. Això hauria de concretar-se en la definició de circumscripcions electorals unipersonals.

- L’establiment de les llistes electorals obertes o desbloquejades, de manera que sigui l’electoral el que determini la priorització dels candidats i candidates.

- La generalització de les eleccions primàries obertes, traslladant a la ciutadania la capacitat de seleccionar els candidats i candidates a caps de llista del corresponent espai electoral, de manera que els aparells dels partits deixin de tenir-ne el monopoli i el consegüent control sobre els electes.

- L'accés públic al coneixement i al control dels recursos dedicats al manteniment de les forces polítiques, amb una regulació més exigent.

- L'experimentació de nous avenços en la iniciativa popular i en la participació oberta dels ciutadans en la presa de decisions significatives.

- La instauració efectiva d'una funció d'avaluació continua i rigorosa dels serveis i les polítiques públiques.

- L’impuls de formes de cogestió ciutadana dels serveis públics, a partir dels usuaris i dels consumidors.

Aquesta declaració s'inscriu en un nou moment que, com mai, fa inexcusable la claredat i la definició de posicions per compte dels qui exercim responsabilitats polítiques o tenim un cert ascendent sobre uns o altres segments polítics i socials. No hi ha marge per a la retòrica, per a les paraules buides, per a les bones intencions inconseqüents, per al còmode exercici de nedar i guardar la roba. Catalunya, en aquest moment decisiu, demana honestedat, franquesa i coratge, més enllà d’ortodòxies inercials, de silencis acomodaticis i de cauteles conservadores. Demana que cadascú assumeixi plenament la seva responsabilitat i actuï en conseqüència. Nosaltres hem sentit que aquesta era la nostra obligació pública i hem entès que no ens en podíem desentendre. Que faríem un flac servei al nostre compromís col•lectiu si no gosàvem. Sabem que aquesta és avui la millor manera que tenim de servir els nostres ideals.



Catalunya, octubre de 2012